Estaba Clemente comiendo moyetes,
cuando ve a la Calaca apretarle los dientes,
pidiendole a Herman, sin darle pasteles.
Mientras Evangelina, salió a la tiendita,
grito sin medida al ver la Catrina.
Aleyda lloraba, sin darle la cuerda,
temiendo por ella y por los de afuera.
Gritó la Calaca "ni pan ni un buen vino,
yo ya no me voy sin el Personal de la Kino".
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